Desde hace meses caí por la borda, y nado en el agua de una LOMCE y su aplicación en 3ºESO y 1º de bachillerato. A mi alrededor, olas de borradores cargados de errores de interpretación en horarios y currículum que mi comunidad -Castilla La Mancha- no acaba de resolver.
Soplan vientos llenos de "estándares de aprendizaje" asociados a nubes de criterios de evaluación y competencias....
Sufro de sed de concreción ante tanta oferta editorial. Tras muchos años de gratuidad con "libros-detesto" como diría un amigo mío... ahora caeremos en las telarañas de "plataformas-educativas-editoriales"...
En el horizonte se postulan rúbricas para evaluar, rúbricas para autoevaluarse, y no veo rúbricas para firmar normativas con las que ponerse en tierra firme.
A pesar de todo, sigo abrazado a mi tabla de ¿salvación?....¿Mis blog de aula funcionan? ¿Los materiales preparados me permiten suponer que estoy a salvo? ¿Mis alumnos trabajan conmigo aunque cueste escuchar bostezos cada mañana? Tal vez mi tabla de salvación sea la ausencia de las preguntas clave.... ¿apreden a desarrollarse completamente o aprenden a responder a mis preguntas de siempre?
Siento también hambre de decisiones coherentes ante un periodo de inquietud electoral que se palpa semana tras semana....
El tiempo ha cambiado, y he de cambiar mi modo de remar, que aún tengo fuerzas para crear más proyectos, más problemas sin números, más retos con imágenes, y de mantener vivos los que funcionan....
De repente, giro la cabeza y lo lejos parece que veo tierra, tierra firme....¿podré pisarla y sentirme a salvo? ¿Podré conseguir que sean los alumnos los más comprometidos de su propio aprendizaje?
¿Conseguiré finalmente diseñar y poner en práctica un proyecto motivador, eficaz e integrador para mi aula? ¿Un proyecto en el que se evalúen productos finales y procesos, en el que los alumnos tomen nota de sus aprendizajes y deficiencias? Ese es mi deseo.